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La grava volcánica es un sustrato mineral muy drenante y estructuralmente estable, ideal para el cultivo de bonsái.
Su composición porosa permite una excelente circulación del aire y una rápida evacuación del exceso de agua, evitando el encharcamiento y favoreciendo un desarrollo sano de las raíces. Además, no se degrada con el tiempo, manteniendo la estructura del suelo suelta y bien oxigenada.
Puede utilizarse puro en especies que requieren un drenaje extremo o mezclado con otros sustratos, como Fibra de Coco, Akadama o Perlite, para ajustar la retención de humedad según las necesidades del ejemplar. Se recomienda especialmente para especies mediterráneas y coníferas, que se benefician de un suelo bien drenado para evitar trastornos radiculares.